domingo, 21 de junio de 2009

Tú tranqui... es sólo sexo

Tú tranqui... es sólo sexo (PJ Castanella, 1998)

Existió una sanísima tendencia dentro del cine de temática homosexual, casi una corriente, a finales de los noventa que parece haber ido desapareciendo, o al menos tener cada vez menos presencia, y que se decantaba por el gusto por la crítica hacia los estereotipos gays y lésbicos que eran fomentados desde las asociaciones (lo que de toda la vida se ha llamado ser un maricón de libro) y demás parafernalia directora de la vida de los demás. Independientemente de los buenos propósitos, los resultados fueron más o menos desiguales, aunque en ocasiones interesantes.
En el caso de Relax... it's just sex, lo curioso es la denominación de comedia gay cuando realmente lo que cuenta es la historia de un grupo de amigos donde los más importantes dentro de la trama son, efectivamente, un guionista gay y su amiga heterosexual que busca desesperadamente un hijo. Pero en lo demás no se aleja de las comedias habituales de los noventa respecto a los grupos de amigos en distintas etapas de sus desarrollos personales, con sus problemas afectivos y sus neuras.
Dentro de ese tipo la película no deja de ser una medio
cridad que desaprovecha situaciones y personajes que podrían haber dado mucho más de si decantándose por un dramatismo que, salvo en la escena de la violación (estupenda vuelta de tuerca al mito de la marica violada precisamente haciendo que se giren las tornas) y el final, donde se mantiene un ritmo y planificación medianamente adecuados, resulta grotesco en la mayoría de las ocasiones, tendiendo a exagerar detalles mínimos, cosa que resta credibilidad a una cinta teóricamente "realista".


La pareja gay supuestamente escultural y católica tiene un papel anecdótico cuando hubiera sido de lo más exprimible, y se caen en todos los tópicos posibles de este tipo de cine, comenzando por enseñar cacho en cuanto se puede (que es otra de las premisas básicas para realizar una película de temática homosexual, por lo visto).
Eso sí, hay que reconocer que algunos de los diálogos, fundamentalmente los que se alejan de las supuestas profundidades, son por momentos ingeniosos y resultan bastante bien aprovechados. Una pena que se decantaran por un desarrollo tan previsible, porque ideas buenas había.


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