viernes, 22 de mayo de 2009

El gran dictador

El gran dictador (Charles Chaplin, 1940)

Ese momento en el que el dictador Hynkel juega con la bola del mundo, esa que representa sus ansias de conquista, pateándola, lanzándola al aire, golpeándola con el culo... es la escena más famosa de toda la película y un resumen fantástico de lo que Chaplin pretende realizar, la caricaturización de Adolf Hitler, Mussolini y todos los regímenes autoritarios basados en el nacional socialismo.
Chaplin resuelve, en su primera película hablada, un ataq
ue frontal sobre estos régimenes con solvencia y maestría, jugando a mostrar lo ridículo de estas formas de gobierno y sus supuestos básicos (comenzando por el parecido entre el dictador y el barbero judío, encarnados por él mismo, que llevará a la confusión final), y realizando una comedia excelente donde sigue jugando con los mismos gags mudos que durante años le habían funcionado, potenciado por los diálogos y los equívocos basados en ellos, consiguiendo ser sutil a pesar de lo facil aparente de su planteamiento.


Sin embargo, su primera (y posiblemente mejor) película sonora, adolece de un cierto sentido culebronesco y melodramático que, si bien consigue el tono amargo que debería tener un film de estas características, merma ligeramente su coherencia interna. Claro que es por poner un pero... hoy me levanté puntilloso, porque realmente me parece una película soberbia.

3 comentarios:

Sota dijo...

La escena de la barbería es digna de unos hermanos Marx en buen momento.

Y a todo lo demás, hay que añadirle el valor de haber sido rodada en pleno auge del fascismo, cuando muchos en Estados Unidos coqueteaban con la idea de unirse al Eje...

Groupiedej dijo...

Esto también...

Unknown dijo...

Está genial la peli, está claro. Y la escena que comentas de la bola del mundo, por supuesto que la recuerdo, pero llevo desde hace tiempo pendiente de verla de nuevo porque la tengo bastante olvidada.

Saludos