lunes, 27 de abril de 2009

La soga

La soga (Alfred Hitchcock, 1948)

A veces me da por pensar que Hitchcock se pasó toda su carrera riéndose de nosotros. Ese pensamiento se hace más intenso cuando, por ejemplo, reviso esa auténtica (y espléndida) tomadura de pelo que es Los pájaros, quizá porque ahí me resulte más evidente. Pero desde que vi La soga, cada vez que leo o escucho algunos de esos halagos a sus publicitados méritos fílmicos, estoy más convencido de que esta podría ser su mayor broma, porque es precisamente en esta obra donde la realidad de la ficción menos tiene que ver con la ficción misma.
La soga no deja de ser un juego. Hitchcock juega con el espectador como los dos estudiantes con sus invitados a cenar, su profesor y los familiares de un compañero al que ellos mismos han matado y cuyo cadáver esconden en un baúl donde se celebra la cena. Se promete una película, pero lo que se ofrece es una obra de teatro. Se promete un solo plano pero hay varios cortes fácilmente visibles. Se promete un juego respecto a la inteligencia a la que el mismo Hitchcock parece someter al espectador. Se p
romete intriga y lo que causa es auténtico pavor ante el juego macabro que proponen los protagonistas y del que somos partícipes desde el primer momento.
La cámara se mueve como lo podría hacer el ojo de un espectador de la obra teatral en la que se basa, pasando de detalles generales a parciales según se va desarrollando la acción. Y es ahí donde más se pone de manifiesto el juego hitchcockiano, que tiene que ver con el mismo desarrollo del lenguaje fílmico: no les enseñaremos lo que quieren ver, sino lo que tienen que ver.


Aparte de estas elucubraciones, fruto posiblemente del aburrimiento en una tarde de domingo (cuidado con la publicación programada del blogger, la semana pasada adelantó un día la sección favorita de este espacio), La soga no deja de ser otro de los grandes films de intriga sacados de la imaginación de un magnífico director que, por más que se base en lo que sea, es capaz de manejar los hilos del suspense como pocos otros han logrado (aunque muchos se han creído). Y la historia que narra no deja de ser auténticamente terrorífica.

4 comentarios:

dvd dijo...

¿Esta obra maestra de todos los tiempos una broma?... Una broma es la interminable tomadura de pelo de los psychokillers, que se puso de moda con EL SILENCIO DE LOS CORDEROS, tuvo digna sucesión en SEVEN y luego se convirtió en una factoría de fabricar mierda de consumo masivo... Un día voy a hablar de lo lindo de estas cositas... Y perdona por irme por las ramas, pero es que acaba de empezar la feria y estoy de los nervios...

Groupiedej dijo...

Pero... ¿y yo qué he dicho?
Anda, relájate y aprovecha lo bueno de la feria: poder perder el conocimiento a base de manzanilla... claro que a mi la de Sevilla nunca me gustó...
Piensa que sólo es una semana al año, pasará pronto.
Solidaridad, hermano.

loquemeahorro dijo...

Esta película, aunque no es de mis favoritas de A.H. sí me parece que tiene un ambiente muy particular, completamente malsano, que se puede seguir disfrutando mucho tiempo después de conocer la historia.

Yo sí te he entendido (o eso creo).

pd. Detesto las ferias, las fiestas de los pueblos y al perrito piloto

Groupiedej dijo...

Qué bien se siente uno cuando los demás piensan lo mismo... no entiendo por qué llevo toda la vida llevando la contraria.