martes, 31 de marzo de 2009

La ley innata

La ley innata (Extremoduro, 2008)


Tras muchos años, Extremo ha vuelto. Y ha vuelto para hacer un disco mucho más elaborado, mucho más elegante, pero que es Extremo en estado puro.
Los años han servido aparentemente para sentar cabezas, para ser menos barriobajeros, si queremos llamarlo así, pero sigue siendo lo mismo de siempre. Desgarro en esencia, sentimientos bajo toda la tralla... aunque se acompañe de orquestaciones... qué más da. Las guitarras son las mismas.
Un amigo me decía el otro día que no podía parar de escucharlo. A mi me da cosa hacer esta reseña, porque hace muchos discos que no me gustaba tanto uno de ellos, y no se qué más decir. Así que seré breve e intentaré dejaros alguna canción en el reproductor... ahora sólo tengo que decidir cuál.


lunes, 30 de marzo de 2009

Un tipo encantador

Un tipo encantador (Marian Keyes)


Este es otro libro que me compré por la portada (no esta, la de la edición del Círculo), porque aunque quiera pasar por intelectual, soy así de básico. Lo estaba contando antes cuando se me colgó el ordenador. También decía que nada que ver con las que puse a caldo el jueves pasado. El resto del post se fue a tomar por donde amargan los pepinos, junto con mi paciencia con Timofónica. Retomaré como pueda.
Keyes propone un juego, con un estilo parecido a lo bestselleriano pero que no termina de encajar ahí, en el que a través de las narraciones de cuatro mujeres se nos da a conocer a Paddy de Courcy, el supuesto tipo encantador del título, dotado de una serie de perversiones que harían pasar por bueno al mismísimo Maquiavelo. Porque a pesar de que la historia, en ese aire de modernidad que hace que el maltrato a las mujeres sea tratado como base del asunto, es mucho más.
De Courcy es político y Keyes lo utiliza, rodeándolo a él y a todo su entorno de toda la mala uva y el cinismo imaginable, incluso a su feminista compañera de partido, para dejar a la clase política como lobos sedientos de sangre.
Pero a pesar del leit motiv, lo que nos cuenta Keyes es la historia de cuatro mujeres desesperadas que no tienen nada que envidiarle a las de Wisteria Lane. Es más, algunas tienen mucho más sentido del humor.
Lola huye a la otra punta de Irlanda huyendo de de Courcy y de una periodista, y alentada por su inefable grupo de amigos, para terminar liándose con un surfero y organizando noches de travestis para poder cobrar el paro.
Grace, la periodista, maquina lo imposible tras habérsele incendiado el coche, entrevista a personajes a los que detesta y soporta, junto con su pareja, a unas familias, especialmente la suya propia, dignas del exilio (aunque con momentos sumamente divertidos).
Marnie, la hermana de Grace, se sumerge en el alcohol para intentar mitigar el dolor de una vida que no le gusta, lo que acabará destrozándosela aún más.
Y Alicia quiere haber salido victoriosa cuando no es así.
Dos historias, las primeras, más cómicas, se mezclan con dos mucho más amargas y consiguen realizar un libro ameno e interesante, quizá un poco rayando lo panfletario en ocasiones, pero que Keyes suaviza a costa de cargarse las buenas reputaciones de todos sus personajes salvo la del novio de Grace. La superficialidad y el humor negro se alternan con lo dramático sin que prácticamente se note, y las escenas de la familia de las hermanas Gildee son memorables. Como ejemplo la del tabaco que ilustra la frase de esta semana. Aunque me temo que no será la única que saldrá de aquí.


Frase/Fragmento de la semana


"[...]
- ¿Cómo estás, Bid? -preguntó Damien.

Bid bajó el libro.

- Deseando fumar, gracias por preguntar.

- Me refiero a tu salud en general...

- Ah, eso -dijo con tristeza- Sólo cinco sesiones más de quimio y todos podremos volver a fumar. -Por su amarillenta mejilla rodó una lágrima.

- No llores, te lo ruego -dije, alarmada.

- No puedo evitarlo. Añoro tanto... añoro tanto... -Empezó un oportuno temblor de cara-hundida-en-manos-. Añoro tanto mis cigarrillos -borboteó al fin.

- Y yo, cariño, y yo.

Mamá cerró su libro y empezó a llorar también.

Luego se sumó papá.

- Es agotador -dijo con voz entrecortada y hombros temblorosos. Bingo corrió a su lado, martilleando el linóleo con las uñas, y descansó la cabeza en su regazo-. Es una verdadera tortura -Papá acarició la cabeza de Bingo con cierto frenesí-. No pienso en otra cosa, y no caer en la tentación es un trabajo de jornada completa.

- Lo del cáncer es lo de menos.-Bid levantó la vista, tenía el rostro húmedo-. Lo que me está matando es no poder fumar.

- Yo sueño con cigarrillos -confesó mamá.

- ¡Yo también!

- ¡Y yo! -dijo Damien.

- Y yo -sollozó papá-. En mi vida había comido tanto bizcocho. No entiendo qué beneficio puede haber en dejar la nicotina para atiborrarnos de grasas trans. [...]"

Un tipo encantador (Marian Keyes).

domingo, 29 de marzo de 2009

Insomnio

Insomnio (Chus Gutiérrez, 1997)


El cine de Chus Gutiérrez siempre ha sido un querer y no poder. O al menos siempre me lo pareció. Es otra de esos directores que no se sabe muy bien qué quieren decir o adonde quieren ir. Su fijación por los temas sociales inunda películas que podrían haber dado más de sí si las hubiera abandonado y se hubiera centrado más en la historia, y sus realizaciones resultan extrañas para unas historias (y unos guiones) demasiado clásicos, porque ella lo que pretende es ser moderna.
Por ello quizá esta película es lo mejor que he visto de ella, y lo es porque es divertida y no se preocupa de sus temas habituales, sino que hace una comedia sobre tres personajes y se ocupa sólo de ello. No da mensajes sobre las razas, sobre la desidia, sobre los grandes temas de la humanidad. Simplemente relata la historia de tres personas que, en momentos de crisis vitales, no pueden dormir.
Una porque tiene que afrontar una nueva vida con su hija, otra porque su novio la dejó y ella no quiere que se entere nadie, otro porque se va a casar con Doña Perfecta, pero lo que quiere es otra cosa. Los tres están en situaciones difíciles, y se intentan ayudar. A partir de ahí su directora estudia sentimientos, miedos y frustraciones, en un guión entretenido y bien escrito. Y no hay más. Afortunadamente para la película y para todos los que la vimos. Le vino tan bien que algunos creemos que es una de las comedias españolas más conseguidas de los noventa. Así de bien...


P.D.: No puedo comprender cómo es tan complicado encontrar imágenes de películas españolas no actuales en la red... si alguien me lo explica...

sábado, 28 de marzo de 2009

Los soprano. Capítulo 1

Los soprano (HBO) Capítulo 1, primera temporada.


No se por qué me está costando tanto engancharme a ella, quizá sea porque son demasiadas temporadas y yo todavía voy por el principio. Pero escribo esta entrada para dejar claro una cosa que, pese a mis dificultades con ella, hay que tener claro: EL PRIMER EPISODIO DE LOS SOPRANO DEBERÍA ESTAR EN CUALQUIER LISTA DE LAS MEJORES PELÍCULAS DE LA HISTORIA DEL CINE. Y el que quiera saber por qué, sólo tiene que verla.
Otro día hablaré de la serie.

viernes, 27 de marzo de 2009

El acorazado Potemkin

El acorazado Potemkin (Sergei Eisenstein, 1925)


Enfrentarnos a Bronenósets Potyomkin es enfrentarse al mito de estar ante una de las mayores películas de todos los tiempos, enfrentarnos a un mensaje quizá no totalmente fidedigno y que ignora por completo la realidad final del destino del acorazado y sus tripulantes tras su sublevación en 1905, enfrentarnos al hecho de que Eisenstein realiza una película que tenía el fin último de vanagloriarse de la victoria bolchevique y la destrucción del zarismo, de que la misma maquinaria rusa, esa dirigida ya por Stalin y que sería durante años artífice de uno de los reinados de terror más espantosos de todos los tiempos, era la que financiaba el proyecto. Y aún así, sigue siendo una obra maestra incontestatable.


En apenas hora y veinte minutos Eisenstein desarrolla la historia de ese acorazado cuyos marineros se sublevan ante la obligación de comer carne que tenía gusanos. Algo tan simple como la falta de humanidad por parte de unos oficiales aparece como el desencadenante de la tragedia que acabará con uno de los marineros muertos, y cuyo cadáver será el detonante que llevará al pueblo de Odessa a la rebelión que acabará con la masacre de las escalinatas y la huida del Potemkin como un héroe. Que la historia no fuera exactamente así no importa. Porque aquí hablamos de cine, y a ese respecto, el film es impresionante, tanto en sus imágenes como en su discurso.


Violenta y desgarradora, prácticamente todos los planos de la película son obras de arte por separado, y en conjunto componen una narración sobrecogedora acerca del poder y sus maniobras para autoperpetuarse aún con un pueblo entero en contra que busca la libertad. Mucho se ha hablado acerca de los simbolismos y de la metalingüística, y no voy a ser yo quien quiera decir mucho más porque, a pesar de mi prolijidad habitual, con esta película me quedo sin palabras. No encuentro las justas para describir una de las experiencias cinematográficas más emocionantes de mi vida.

jueves, 26 de marzo de 2009

Destrozando a... Los hombres que no amaban a las mujeres/ La chica que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla

Los hombres que no amaban a las mujeres/ La chica que soñaba con un bidón de gasolina y una cerilla. (Stieg Larsson)


Cuando, una vez terminado el primero de ellos y comenzado el segundo, llegué el otro día a una tienda no especializada y vi que el primero llevaba trece ediciones vendidas en español, me quedé petrificado. Cuando vi los muchos adeptos que tiene, más aún. Porque yo me los compré ambos porque me gustaron las portadas y gracias a mi suscripción al Círculo, que consigue que no me lo piense mucho ni mire qué es lo que pido cuando no encuentro algo que me llame la atención.
Por lo que, como bien podrán ver, la inclusión de estas novelas en jueves no tienen que ver tanto con la calidad artística de las mismas (dudosa, en todo caso) sino con la tontería patria que la ha encumbrado. Y todo porque supuestamente habla de la violencia de género. Y digo supuestamente porque las novelas en realidad no son más que best-sellers policíacos, si más ni más, donde además el tema de la violencia de género se mezcla con el BDSM y se mete a presión.


Una trama presuntamente compleja (todavía queda un libro de la triología póstuma de su autor), alargada hasta la saciedad, pero que consigue entretener, es sin embargo utilizada para realizar lo peor que puede hacer un autor: adoctrinar. No sólo da lecciones de geografía, de medicina, de periodismo... logrando desmenuzar hasta la estulticia cada uno de los elementos que usa, también alecciona, que es lo realmente deleznable, acerca de lo moral y lo inmoral. Y no es que el hombre no lleve razón, no se la vamos a quitar, pero el tratar de imbéciles a los lectores personalmente no me parece de recibo.
Si obviamos eso, para pasar un par de tardes (así de rápido se puede leer) no está mal. Pero lo que yo me pregunto es si hay tanto idiota que no es capaz de darse cuenta de lo que lee, por más que el tema esté de moda. O si es que realmente la gente lee libros de verdad. Porque si no no me lo explico, claro que no soy yo muy asiduo de este tipo de novelas, lo mismo dentro de lo que hay es hasta buena, pero a mi no me lo parece.

lunes, 23 de marzo de 2009

Martirio en concierto

Martirio en concierto (Auditorio de Teror, 21 de marzo de 2009)


Hay espectáculos pequeños que son capaces de dar mucho más que macroconciertos. Martirio, la gran Martirio, el personaje y no la persona, se ha ido convirtiendo en aquello que no parecía en sus inicios, una gran dama de la canción. De la copla, para ser más exactos.
El pasado sábado ofreció, ante unos pocos espectadores (no estaba la policía para contarnos, pero dudo que pasáramos de cien) un precioso y larguísimo concierto que se nos pasó volando.
Celebra actualmente sus veinticinco años de carrera, esa carrera que surgió como una especie de espantajerío y que poco a poco se ha ido afianzando en lo que siempre fue: una cantante que ha querido hacer algo diferente a través de un género tan popular como inmerecidamente maltratado como es la copla. Y lo ha hecho, como bien demuestra este espectáculo: ha sabido mezclar copla (y sevillanas) con blues, con jazz, con tango... con versiones y canciones originales que siguen esos preceptos de hacer elegante lo que antes parecía que no lo era.
Martirio, el personaje, realizó un recorrido a su carrera, empezando por El productor, maravillosa e irónica canción de la búsqueda de la fama, y terminando por su eterno himno, ese Estoy mala que tanto escuchamos algunos en nuestra infancia y que tantas sonrisas y risas sigue provocando.
Un público escaso pero entregado disfrutó, aplaudió y vitoreó unas canciones interpretadas (porque Martirio interpreta, no sólo canta) de forma exquisita acompañada sólo de guitarra (su hijo Raúl) y piano (Jesús Lavilla, creo recordar), pero que gracias a un buen sonido y a una iluminación muy bien trabajada, lograron un espectáculo delicioso, cálido y agradable. Y seguimos demostrando que para hacer buena música hace falta muy poco dinero. Lo fundamental es el talento.

Frase de la semana


Yo he venido de mi casa, yo he venido de mi casa.


Hidrogenesse, (Disfraz de tigre, CD Animalitos)

domingo, 22 de marzo de 2009

Amantes

Amantes (Vicente Aranda, 1990)


Aranda es un director que personalmente me fascina. Es otro capaz de hacer películas que sólo él podría hacer, ante todo porque sus películas muestran, sin ningún tapujo, su propio universo personal y sus propias obsesiones.
La dificultad de Aranda viene cuando intenta ponerse grandilocuente o adaptar novelas lejos de ese universo personal suyo. Para eso no da. A Aranda le van mejor este tipo de historias que mezclan la tragedia y el erotismo, porque tienen más que ver con él.
Amantes es quizá una de sus mejores películas, precisamente porque logra unir la tragedia de esa pasión desmedida de la viuda y el joven que planean asesinar a la novia del pueblo del joven y ese erotismo tan inherente a todo lo que hace sin que parezca fuera de lugar. Pero además Aranda no deja que el relato se le vaya de las manos.
Consigue rodar una historia emocionante con unos personajes complejos y llenos de matices que pretenden, ante todo, sobrevivir. Todos sus actores están soberbios (incluida una Maribel Verdú que en esta étapa no me gustaba nada) y dan forma y cuerpo a las intrigas, las preocupaciones, las dudas y los miedos de unos personajes perdidos en el mundo y en la posguerra española. Y que viven su pasión con un sexo sucio, a veces sumiso, otras iniciático... que pretende mover sus vidas aunque en realidad lo hagan los afectos. Porque de esto habla Aranda, igual que ha hablado de ello en todas sus películas más íntimas. Y en las otras también, aunque no lo parezca. El problema es ese, que no lo parece.


viernes, 20 de marzo de 2009

El doctor Mabuse

El doctor Mabuse (Fritz Lang, 1922)

Hace unos meses (no demasiados) hablé de Los vampiros de Feuillade. Al revisar El doctor Mabuse las referencias se hacen inevitables. Y no sólo por la estructura en capítulos (dos aquí frente a diez allí) ni por tratar del crimen organizado, ni porque Mabuse sea un experto en disfraces.
Lo es también porque a pesar de ser en apariencia, ambas, películas de entretenimiento, tienen un fin más didáctico y aleccionador del que se pudiera esperar. Claro por ahí comienzan las diferencias.

Las dos partes de El doctor Mabuse no tienen que ver sólo con la duración excesiva del metraje (en total casi cuatro horas), sino que son dos películas diferenciadas estilísticamente y en género. Ambas policíacas, narrando la búsqueda de un delincuente del que, si no fuera por el título, no sabríamos el nombre hasta casi el final de la primera parte, y los problemas de este delincuente para conseguir realizar sus fechorías una vez la policía comienza a saber de él, la primera parte se centra más en las artimañas del delincuente y los de todos los casinos ilegales donde este ejerce su poder mental desde un punto de vista más policiaco puro (o lo que podría ser eso en los años 20).


Sin embargo la segunda parte tiene un intrincado psicológico más profundo, ahonda en las relaciones de Mabuse a raíz del inicio de caída en desgracia y su desmoronamiento progresivo tras enamorarse de forma no correspondida. Estilísticamente además, hablamos de una película mucho más sombría, con múltiples claroscuros y juegos de luces, mucho más expresionista, ese mismo movimiento artístico que Mabuse define como "un pasatiempo", consiguiendo darle un matiz más terrorífico. Matiz que llega hasta la escena final, (¡¡Spoiler!!), esa locura que envuelve a un Mabuse cuya huida es ya imposible, en base a esa tortura mental que sufre en su escondite.
Claro que esa es sólo una de las muchas escenas espléndidas que contiene esta cinta. Lang es otro de esos genios surgidos en la Alemania de posguerra que es capaz de realizar grandes películas incluso con historias breves, y que planifica y rueda escenas impresionantes con pocos medios pero mucha inspiración y talento, que al final es lo que verdaderamente importa. Quizá esta no sea su obra más importante pero eso no quita para que sea una grandísima película. Grandísima.


martes, 17 de marzo de 2009

8 y medio

8 y medio (Federico Fellini, 1963)

Había jurado intentar no repetirme tanto, pero a petición popular daré mis impresiones sobre esta película que, como se han dado cuenta, no ha caído en jueves a diferencia de Satyricon. Llevo un buen rato buscando el post que dvd realizó de la misma en el indéfilo, más para robarle la foto que otra cosa, pero creo que intentaré no leer nada primero y después echarle una ojeadita.
8 y medio es una maravilla. Ya lo he dicho, nada que ver. Un año y pico después de tener el dvd original en casa me decidí el sábado por la noche, y no me arrepiento en absoluto.
Juego caprichoso acerca de la creación cinematográfica, lleno de escenas oniroides, lo que Fellini consigue hacernos entender en esas más de dos horas de metraje es que el arte imita la vida, la vida que tenemos o la que queremos llevar.

El director, un estupendo Mastroianni, obsesionado con Claudia Cardinale, mira su vida con los ojos del cinematógrafo, fotografía lo que ocurre a su alrededor como si fuera una de sus películas, esa película que va a empezar a rodar pero no puede por su confusión, confusión que reina y gobierna en su vida, esa vida donde él entromete las imágenes de las escenas que a él le gustaría tener y no tiene.
Ridiculiza Fellini además a todos los estamentos del género, comenzando por él mismo, que al fin y al cabo es el director de su película. 8 y medio viene a ser una suerte de autobiografía donde Fellini se venga de actrices, directores, productores... además de hacer un retrato de lo que debe ser él mismo. Ese director no es más que un ególatra pagado de sí mismo y autocomplaciente, como nos imaginamos al propio Fellini, que realiza en boca tanto del crítico como del mismo director, un elogio de lo que debía ser su cine refutando los posibles ataques que vengan de fuera.
Y sin embargo Fellini se da cuenta de que tiene que elegir, que solo en la pantalla, como modo de expresión de su propio yo, puede darse el lujo que no le permite la vida de tener todo lo que quiere, a todas esas mujeres rotundas que tanto le gustaban y que pueblan sus imágenes. Y que bailan al final de todo como una especie de celebración de esa vida imposible pero que gracias a lo fantasmático puede tener.
Un final que es un principio, cuando los demás ya han elegido por él porque él no ha sido capaz. Un final espectacular para una cinta que, a pesar de no dejar de ser un homenaje del autor a si mismo, hay que ver en algún momento antes de morir. Yo ya lo he hecho, pero me quedan muchas otras, ojo...

P.D. Finalmente encontré la reseña referida. No tiene nada que ver con esto. Así de complejas pueden llegar a ser las cosas.

lunes, 16 de marzo de 2009

Los punsetes

Los punsetes (Los punsetes, 2008)


Los punsetes son cinco.
Viven en Madrid.
Aman a Punset.
Y son fantásticos. Esta es la carta de presentación que ellos mismos promulgan, tanto en su club de fans del facebook como en su página web, donde podreis poneros al día de su actividad y sus conciertos. En un país en el que sigue alardeándose de que Kaka de luxe fue el único grupo existente de punk dadaista, Los punsetes consiguen hacer algo parecido en base a guitarras potentes, letras sencillas dentro de la cotidianeidad donde se da rienda suelta a lo instintivo y un sentido del humor muy negro.
Sin hablar del magnífico video realizado para Dos policías, que aquí os dejo del youtube.



Excelente debut para un soplo de aire fresco en el tristí
simo panorama musical patrio. ¡Qué grandes!

Frase (o estrofa) de la semana


... ahora pienso que no tengo fuerzas para hacerlo y encontrar dentro de mi algo nuevo.



La copa de Europa, Los Planetas, (CD Una semana en el motor de un autobús).

domingo, 15 de marzo de 2009

Taquicardia

Taquicardia (Vainica doble, 1984)


Hablar de Vainica Doble me supone un reto personal, porque realmente, y aunque todo el mundo les tenga cariño, no encuentro razones convincentes para defenderlas, y sin embargo tengo que hacerlo porque me encantan.
Vuelto a reeditar en 2008, he leído que este disco resultó experimental. Yo no lo entiendo, quizá porque a las Vainicas siempre las escucho desde el corazón y la mente abierta, y tanto a nivel estilístico como en cuanto a letras a mi me sigue sonando a ellas y sólo a ellas.
Intentar destripar un disco que bebe de lo cotidiano para meterse en lo hiperreal desde lo surreal es complicado. Los arreglos entre orquestales y jazzísticos también. Por ello no puedo más que recomendar su escucha. Y si me tengo que quedar con alguna... yo qué se: El niño inseminado, La funcionaria, La mona coqueta o Taquicardia son verdaderas maravillas, pero el resto no le va a la zaga. ¡Qué preciosidad!.


viernes, 13 de marzo de 2009

Uno, dos, tres

Uno, dos, tres (Billy Wilder, 1961)

Hay filmografías tan excelentes que películas estupendas pasan desapercibidas por la presencia de otras muchas obras maestras. Por ello la reaparición del maestro Wilder en estas páginas tras Sunset Boulevard (hace ya más de un año si no recuerdo mal) me ha traído suficientes dolores de cabeza para no tratar las mismas películas de siempre (si no me canso, habrá tiempo de hacerlo) que he decidido reivindicar una supuesta obra menor que no lo es en absoluto.
Manejando los hilos de la comedia de enredo como pocos han sabido hacerlo, Wilder construye una alocada película en la que, sin embargo, aprovecha para no dejar con cabeza a ninguno de los dos frentes de la guerra fría. Un inconmensurable James Cagney, en su papel de representante de refrescos que quieren introducirse en Rusia y Pamela Tiffin como la rica y caprichosa heredera que se enamora de un bolchevique d
e Berlín Oriental son ejemplos magnos de la manipulación capitalista, mientras que el enamorado comunista que finalmente terminará por abrazar las mieles de la Coca-Cola encarna todas las contradicciones de un sistema malinterpretado y mal llevado desde el principio.


Basada en una obra de teatro de un tal Ferenc Molnár, Wilder recrea la división de la Berlín post segunda guerra mundial gracias a una hilarante cinta que guarda no pocos momentos antológicos, la mayoría en base a unos personajes que dejaron el cerebro guardado en algún cajón y olvidaron dónde habían dejado la llave (no se a qué me recuerda esto). Descacharrante comedia desprovista de compasión, pero a la vez tremendamente cariñosa con sus personajes, Wilder demuestra nuevamente lo grande que era, por más que joyas magnas como El apartamento, Sunset Boulevard o Con faldas y a lo loco (otra de esas estúpidas traducciones para Some like it hot) la hayan relegado a un cierto olvido. No se lo merece.

jueves, 12 de marzo de 2009

Destrozando a... El arte de morir

El arte de morir (Álvaro Fernández Armero, 2000)


Su director siempre quiso ser alguien, pero como que no le salía. Intentó hacer comedias profundas acerca de relaciones y quizá lo mejor que hizo fue Nada en la nevera (El frigorífico está vacío para mi madre) porque era la menos pretenciosa de todas, y por ello la más divertida.
Y he ahí que se pone de moda el cine de terror que no va con teenagers, sino con veinteañeros (Scream, sin ir más lejos) y acepta (o se le ocurre) salir de su medio anonimato para dirigirse a las estrellas y terminar estrellándose.
La idea era contratar a una panda de actores jóvenes que pocas veces han estado peor (a excepción de la Pataky, que no sabía actuar entonces y tampoco lo ha aprendido con los años) para pasar de ser un director de comedias cursiloides a un sencillo buscador de fama.
Evidentemente lo que no puede ser, no puede ser y además es imposible, y el experimento le salio todo lo nefasto que podía haber salido. Porque todo no es que los actores estén espantosos, sino que el guión es malo de solemnidad y Fernández Armero demostró que no sabe dirigir más allá de las comedietas vagas que hace.
Se que a alguno de los seguidores de este blog le gusta mucho Todo es mentira, pero, salvo ocasionales diálogos y personajes inspirados, es flojita flojita. Claro que mucho mejor que esta cosa.


martes, 10 de marzo de 2009

Intolerancia

Intolerancia (David W. Griffith, 1916)


Después de ciento quince años, una película que tiene el honor de ser una sobre las que más se ha escrito y más rumores (fundados o no) se han promulgado tiene mucho mérito. Sobre todo si tenemos en cuenta que dicha película se rodó cuando la realización estaba reservado a unos pocos y fue en su momento un fracaso en taquilla. Pero Intolerancia es mucho más que eso.
Posiblemente una de las películas más caras de la historia del cine (casi dos millones de dólares de los de entonces) y con una duración que ha ido variando a lo largo de la historia para terminar en las dos horas y tres cuartos actuales, Intolerancia es una de esas joyas que sería un antes y un después dentro del lenguaje cinematográfico.


Cuatro relatos en cuatro momentos distintos de la historia sirven a Griffith, que el año anterior había sido acusado de xenófobo tras el estreno de El nacimiento de una nación, para tratar los perjuicios (tanto a nivel personal como a nivel colectivo) de la intolerancia a lo largo de los tiempos, mezclando dichas historias para conformar un mismo discurso narrativo.
Para ello además se sirve de una escenografía nunca vista, especialmente el episodio de Babilonia, extras a mansalva y una duración inicial de cuatro horas (aunque ya en esto tenemos el mito, las leyendas contaban que había película para once horas) que emana emotividad y emoción sin decir una sola palabra.
Impresionante documento cinematográfico, quizá algo más melodramático de lo deseable en el episodio situado a principios de siglo, Griffith inventa una nueva forma de narrar y la utiliza para una película bellísima que, desde luego, no lo debe todo a sus decorados, esos que exponen en Hollywood como parte de la grandiosidad que ya no existe. Intolerancia es mucho mayor que todo eso.


lunes, 9 de marzo de 2009

Frase de la semana


Muerte a los dragones. Muerte a todos ellos.

Alguno de los marineros de El acorazado Potemkin.

domingo, 8 de marzo de 2009

Asfalto

Asfalto (Daniel Calparsoro, 1999)


Calparsoro quiso cambiar el rumbo de su cine, se fue a rodar a Madrid y sólo consiguió la ruptura de su matrimonio con Nawja Nimri y posiblemente algunas de las peores críticas de su carrera. A pesar de que a otros nos gustó mucho.
Asfalto sin embargo trata de lo mismo que todo el cine de su director, perdedores que quieren lograr una vida mejor en medio de intrigas policiales. Sólo que ahora para tratarlo mete un triángulo amoroso en el que hay demasiados intereses más allá de los sexuales, entre ellos la del hermano policía del protagonista, muy interesado en la ruptura del trío sexual-amistoso y el encauzamiento de la vida de su hermano por el buen camino, por más que él mismo no sea un dechado de virtudes.
Algo rocambolesca en la trama, con unos actores que salen guapísimos pero que no están precisamente en su mejor momento y un guión sólo ocasionalmente brillante, Asfalto tiene sin embargo una fuerza inusual en sus imágenes, inusual para tener todos los ingredientes para ser mala. En parte tiene que ver la dirección, en parte está también los buenos momentos del guión, y gran parte se debe a la espléndida banda sonora creada por NawjaJean y Mastretta.
Porque la película naufraga en lo emocional, todos los personajes están desesperados pero más allá de eso no hay matices, todo es excesivamente rebuscado, pero Calparsoro demuestra lo bien que sabe dirigir la acción y lo bien que puede planificar composiciones de escenas para conseguir una obra atrayente y fascinante por momentos, perversa e incómoda, que merece la pena revisar. Aunque sólo sea por la banda sonora. Y por lo guapos que salen Botto, Salmerón y Nimri. Aunque yo creo que es mucho más.


viernes, 6 de marzo de 2009

La ciudad de los niños perdidos

La ciudad de los niños perdidos (Jean Pierre Jeunet y Marc Caro, 1995)

Mucho menos famosa que Delicatessen y, por supuesto, Amelie, antes de que Jeunet se marchara a la conquista de yanquilandia vía Alien Resurrection, y cuando todavía colaboraba con Caro, ambos realizaron un precioso cuento siniestro que poca gente conoce, o del que se habla mucho menos de lo que se debiera.
La ciudad de los niños perdidos no es otra que esa de donde raptan los niños para intentar frenar el envejecimiento de un sombrío científico, que se march
ita rápidamente porque no puede soñar.
La ciudad de los niños perdidos no es otra que esa plataforma en medio de un mar tenebroso donde vive ese científico y sus extravagantes colaboradores, esos que le ayudan en su propósito por razones desconocidas.
La ciudad de los niños perdidos
es un viaje a lo tenebroso desde lo infantil, que sin embargo resulta absolutamente adulto y emotivo, mucho más que la historia de Amelie Poulain. Un viaje estético por paisajes desoladores, por personajes extraños y por oscuras sendas plagadas de niebla, donde la belleza sale a la luz dentro de las sombras que pueblan las imág
enes.


La ciudad de los niños perdidos es un precioso relato acerca de la soledad, la amistad, la confianza y los anhelos: los que buscan los seres que han perdido a los suyos y que harán lo posible por recuperarlos.
La ciudad de los niños perdidos es un auténtico (y delicioso) espectáculo audiovisual, de esos donde las imágenes se convierten en arte.
Y sigo creyendo que el cine de Jeunet salió perdiendo con el cambio de rumbo.


jueves, 5 de marzo de 2009

Destrozando a... Satyricon

Satyricon (Federico Fellini, 1969)


Me estoy lanzando al vacío sin red, lo se, pero no puedo con esta película. Y es la gran culpable de que lleve con el 8 y medio un año en casa sin atreverme a verla. Y de que no haya visto nada de Fellini después de ella.
La obra homónima de Petronio le sirve a Fellini para elaborar un megalómano producto que será una obra maestra, no seré yo quien diga que no, pero que basa todo su encanto en lo puramente exagerado. Visualmente abrumadora, larga como un día sin pan, la búsqueda del esclavo-amante que lo abandonó por parte de Encolpio sirve al autor para dar rienda suelta a todos sus instintos y presentarnos una magnífica oda a la sordidez, cuyo erotismo parece salvarlo hasta que la sucesión de historias y juegos metafóricos y metalingüísticos hacen que se olvide todo y no sepamos hacia donde nos dirigimos, para caer de lleno en lo confuso y lo caprichoso.


Porque al final todo es estética. Simbolismos inútiles que cada uno puede interpretar como quiera no hacen más que unir, simbólicamente, unas imágenes de tintes oniroides que no terminan de tener ni pies ni cabeza, lo que haría que fuera encumbrada por los admiradores del Arte y Ensayo. Será que yo soy más terrenal, cosa que no creo que sea cierta, pero no me quedé con nada. Quizá porque, como ya digo, a la media hora dejara de prestar atención. Eso sí, muchos premios para el maquillaje y el vestuario aunque Martin Potter se pase media película en taparrabos. Hay que reconocer que toda la escenografía es estupenda.

martes, 3 de marzo de 2009

24 hours party people

24 hours party people (Michael Winterbottom, 2002)


Ya dije cuando despotriqué contra Nine songs que Winterbottom era capaz de lo mejor y de lo peor. Hoy hablaré bien de una película suya, concretamente de esta subida y caída de Manchester como uno de los epicentros musicales de principios de los ochenta, con la que logra construir un retrato que pocas veces más ha conseguido.
La creación de Factory Records y su local, la Hacienda, sirve a Winterbottom para hacer el retrato de una época de cambios, una más de esas épocas de sexo, drogas y rock que tanto gusta llevar a la gran pantalla. La originalidad de Winterbott
om se basa en realizar esa resconstrucción mediante una especie de falso documental que mezcla verdad y rumorología para contar lo que quiere contar. Y todo ello sin caer en sus (habituales) excesos, sin caer en tópicos y sin posicionarse. Algo que me temo no le debemos a él, sino al espléndido guión firmado por Frank Cottrell Boyce, ágil e inteligente, que mezcla a la perfección dramatismo y comicidad para que podamos hacernos idea de una época donde sobraron ambas cosas.
Ian Curtis, Joy Division y la formación de New Order tras el suicidio del primero son sólo uno de los referentes que aparecen. Los Pistols, los Happy Mondays... con la consecuente inclusión de sus canciones en una banda sonora que debería ser imprescindible, aparecen también para, como ya dije, lograr elaborar una historia completa, una historia de pasiones, de intereses, de vida y de muerte que Winterbottom consigue llevar a buen puerto a pesar de él mismo.


Divertida, apasionante como retrato generacional, estéticamente espléndida, emotiva y violenta, 24 hours party people quizá no sea perfecta, pero si es un buen ejemplo de cómo contar lo de siempre de forma distinta y no caer en el ridículo. Como Velvet Goldmine, claro que yo a Haynes le tengo mucho más cariño, quizá por eso no me sorprendiera tanto.

lunes, 2 de marzo de 2009