domingo, 17 de agosto de 2008

INLAND EMPIRE

INLAND EMPIRE (David Lynch, 2006)


Estamos probablemente ante la marcianada más marciana del que probablemente sea el director más marciano del actual panorama fílmico. Y me explico.
Si Lynch es Lynch, y todo lo que hace, aunque no lo parezca, se parece a Lynch, esta es una película puramente lynchiana, y más lynchiana que ninguna. De Lynch toma a Laura Dern, coproductora, para retrotraernos Corazón Salvaje, la fotografía expresionista para recordarnos a Carretera perdida, a Justin Theroux (qué guapo es el hijoputa) para que no nos olvidemos de Mullholand Drive, los números musicales para que tengamos en mente Terciopelo azul, la cortina roja que rememora Twin Peaks... y así todo el metraje del film.
Difícil, extraño y extravagante, Lynch realiza un estudio del cine dentro del cine a través de una grabación (en Polonia) con cámara digital y donde, seamos francos, lo que menos importa es ese estudio, porque simplemente sirve como pretexto para que su director realice juegos de cámaras, experimente con la técnica y una elementos sin aparente cohesión en una obra que sin embargo, y a pesar de no seguir aparentemente ningún tipo de hilo conductor, resulta en su amplia (casi tres horas) totalidad francamente coherente. Y es coherente a pesar de no tener ese hilo conductor que ya he dicho, a pesar de no tener argumento definido, a pesar de intentar dar explicación a lo que no lo tiene, a pesar de hilar imágenes que nada tienen que ver entre ellas, a pesar de unir historias dispares, a pesar de que nada es lo que parece, a pesar de que nada parece lo que es.


Como todo el cine de Lynch, y especialmente esta, la película es para ser disfrutada desde lo puramente sensorial. La interpretación de Dern es sublime, cosa que influye enormemente en esto. Porque lo que nos da, y lo que nos transmite INLAND EMPIRE (con mayúsculas, porque es así, no me pregunten por qué, porque no tengo ni idea) es desasosiego, el mismo que sufre su atormentada protagonista. Lo que cuenta, como en el resto de historias de Lynch es lo de menos, porque de lo que aquí se trata es de sentir. Y vaya si se siente.
Aclaro, igual que en Carretera perdida, pero ahora más. A los incondicionales les apasionará, a los que no lo son tanto, puede que no les guste, pero si decididamente Lynch no es vuestro (y, por ejemplo, Terciopelo azul o Twin Peaks os resultaron agobiantes) no os molesteis, no os va a gustar.

4 comentarios:

Justo dijo...

La vi en un pase matinal, a las doce de la mañana... imagina cómo salí a las tres y pico.

Claro que me alucinó: la escena de la visitante a la casa, al principio, y el siniestro diálogo que entabla con Laura Dern; los pasadizos espacio temporales, los recovecos comunicantes; la familia de conejos planchando; el guapazo -tú lo has dicho- Justin Theroux; la agonía final de ella con la música de Penderecki, la misma que aparece en los pasajes más truculentos de "El resplandor" de Kubrick..

Me parece una maravilla, ¿pero qué obra de Lynch no lo es?

sangreybesos dijo...

¡¡Horror!! ¡¡¡Todavía no la he visto!!!

dvd dijo...

Cuando Lynch deje de incrustar elementos de otras artes (videoinstalaciones, performances, pajas entales...) en eso que tan bien hacía antes (cine), volveré a tomarle en serio. La incoherencia nunca me ha parecido compatible con la creación, pues hasta ese borrón monocromático que es Finnegans wake alberga un sentido del humor del que el muy presuntuoso Lynch ha prescindido desde hace ya tiempo.
Lo siento pero lo veo así. Echa un vistazo: http://elindefilocinesnable.blogspot.com/2008/04/veces-lo-traigo-gordo.html

Un saludo, y sigue escribiendo sobre cine, lo haces de puta madre.

Groupiedej dijo...

Justo: me temía que íbamos a estar de acuerdo. Lo mismo es que ya empezamos a conocernos.

SYB: Con lo que está tardando en salir el capítulo 26 de ¿Conoce usted su ojete? ya te vale. De todas formas, ve preparado para lo peor.

dvd: no seré yo quien diga nada malo de alguien a quien no le guste una película como esta, que creo, como he dicho, es para muy incondicionales (y un poco perturbados, por la parte que me toca). Si es verdad que el humor ha desaparecido en el cine de Lynch, y es una pena, pero a mi me sigue gustando. Leí tu reseña, que me encantó por más que no compartamos opinión. Y seguiré leyendo.
Por cierto, muchas gracias.