jueves, 31 de julio de 2008

2046

2046 (Won Kar Wai, 2004)

2046 es el número de habitación de hotel donde se encontraban los dos protagonistas de In the mood for love. 2046 es el sitio adonde se dirigen los personajes de la novela que escribe el protagonista de esta película para recuperar la memoria. 2046 es donde se dirigen personajes de otra novela para buscar el amor. 2046 es la habitación gracias a la que el escritor protagonista, ese que es el mismo que había protagonizado In the mood for love pero con más años y más experiencia, recuerda. 2046 es el amor y el desamor. 2046 es el tren que lleva a 2046. 2046 es el año donde transcurre la novela del autor, esa novela gracias a la que el autor se vuelve a enamorar. 2046 es la continuación de In the mood for love, con su mismo protagonista y el mismo estudio del amor y el desamor.

Y tal y como terminaba In the mood for love comienza esta, en otro contexto, en otro tiempo y en otra dimensión, en la irrealidad de la novela, de 2046. Con ese mismo proverbio según el cual hay alguien que esconde un secreto en un hueco en un árbol, ese que en la anterior era sustituido por un muro en unas ruinas camboyanas. Y, como en la anterior (y supongo que en la primera de la triología, Days of being wild de 1991, que aún no he visto) se mantiene la estética, las mezclas cromáticas, los planos estudiados, los movimientos lentos de cámara, la afectividad susurrada... Más de lo mismo, con lo que eso conlleva, para bien o para mal, según quien lo mire. Y recuerda cosas, a mi me ha recordado esa gran verdad que es que el amor no depende tan sólo de los amantes, depende también del momento, base inspiratoria de esta película.


Si que a mi esta 2046 se me ha hecho algo larga. Quizá me esperaba algo más intimista, menos terrenal, y con menos personajes, algo con menos reiteraciones en lo comportamental (en lo lingüístico se limitan a lo poético)... aunque me ha encantado. También es verdad que llevo seis hora viendo cine, habrá que volver a verla dentro de un tiempo. Os recomiendo que hagais lo mismo.

miércoles, 30 de julio de 2008

20 centímetros.

20 centímetros (Ramón Salazar, 2005)



Teníamos todos los ingredientes para poder haber hecho una estupenda película. Desafortunadamente a Ramón Salazar le dio por tomarse en serio un planteamiento que sólo hubiera servido para una película insustancial y frívola, y salió esto que he visto últimamente. Y es que ya me temía que no me iba a gustar.
Lo supe desde el preciso momento en que vi Piedras, ya estrenada estos 20 centímetros, en casa de un amigo a quien le encanta este director (son malagueños los dos, sospecho que se conocen, aunque él siempre me lo negó). Piedras es un ejercicio de futilidad, de intentar dar profundidad a lo que no lo tiene quedando a medio camino de la nada. El tema está en que también contaba con todos los ingredientes para ser buena, pero no llegaba siquiera a decente, todavía no se muy bien por qué porque por supuesto no la he vuelto a ver.


Eso mismo le pasa a esta película. 20 centímetros podría haber sido buena, tenía todo lo que había que tener para hacer una buena película de cierta originalidad (incluido un presupuesto más que digno), pero acabó siendo un querer y no poder. Y lo es porque adolece de la misma dificultad que Piedras, intentar servirse de elementos frívolos pero a la vez hacer una película profunda. Los personajes quedan en clichés desdibujados, la estética videoclipera no ayuda para el desarrollo de una historia dramática, todo queda en meros sketches sin orden ni concierto, donde se entremeten unos números musicales inconexos, incoherentes y con estilos antagónicos en ocasiones, que no tenemos muy claro qué querían decir... para terminar de configurar un film arrítmico, plomizo y deslabazado, que queda a medio camino entre el melodrama y la comedia petarda sin gracia. Para lo que se sirve además de homenajes/plagios como la diferencia de fotografía entre las escenas de la realidad y las ensoñaciones de la protagonista que dan lugar a los números musicales (¿Sólo yo me acordé de Bailar en la Oscuridad?). Si que es cierto que puntualmente hay momentos brillantes (como el número musical de True Blue, divertidísimo, algunas interpretaciones, como la de Lola Dueñas, la escena de Cervera con la familia de Puyol e incluso algunos diálogos, como los establecidos entre Puyol y Cervera: "Yo a ti muy activo no te veo"), pero no es suficiente para sostener todo el metraje.
Teniendo en cuenta Hongos, corto estupendo del mismo director, me hace plantearme el qué es lo que le pasa a la gente a la hora de hacer largos. Si es que se les acaban las ideas o si es que no dan para más de quince minutos. Habrá que seguir investigando.

P.D. He encontrado probablemente lo mejor de toda la película, una foto de Pablo Puyol en bolas. Que la disfruteis los interesados.



martes, 29 de julio de 2008

Toxicity

Toxicity (System of a dawn, 2001)


System of a dawn es de esos grupos extraños que a pesar de "atentar" contra el sistema, son encumbrados por ese mismo sistema. Este segundo disco es el más vendido y quizá el más conocido de los cinco que han publicado. De hecho a mi era el único que me sonaba. Y es que aunque pretenda lo contrario, soy un inculto.
Armenos afincados en EEUU (o descendientes armenos, no me queda muy claro), mezclan sin pudor el metal, el punk y músicas tradicionales de su país de origen, para hacer que suenen unas letras ácidas, críticas y terribles donde dejan clara su animadversión contra el sistema conocido y los múltiples males del mismo. Chop Suey! sonó mucho gracias al 11-S y a su mensaje respecto al uso de las personas por parte del sistema, pero a mi Toxicity, segundo single, me gusta más. Claro que ninguno de los catorce cortes del album tienen desperdicio. Y quien crea lo contrario, que lo demuestre.

lunes, 28 de julio de 2008

La niña de fuego

La niña de fuego (Concha Buika, 2008)


La cosa es que este blog se estaba convirtiendo en demasiado cinematográfico, y no era la idea. Así que me decidí a postear algunas de las últimas adquisiciones discográficas... y lo estoy convirtiendo en monográfico...
Decía que esto iba de voces... tercer ejemplo, Buika. Como Morrisey o Simone, lo realmente fascinante de Buika es su voz, esa forma de cantar que sólo tiene ella, en parte por la rotura de su voz (lo que en términos menos intelectuales se llama voz de cazallera), y en parte porque imprime un toque especial a lo que canta.
Este es su segundo disco, y, para comenzar, volvemos a poder escuchar una preciosa versión de La bien pagá, esta vez en términos de jazz latino, términos en los que se desarrolla todo el disco, ese jazz latino que puso de moda Trueba con su Calle 54, que luego llegó a lo más alto con Lágrimas negras, y que ahora se ha puesto tan de moda que todo el que quiere parecer elegante lo lleva a gala. Quizá es ese el único pero que se le puede poner al disco. Suena bien, las canciones son románticas sin ser pegajosas, las versiones son buenas (tanto La bien pagá, como La niña de fuego como Volver, volver)... pero suena (y perdón por las reiteraciones) a más de lo mismo. Lo cual no tiene por qué ser malo... pero a lo mejor tampoco es tan bueno. Porque como sigamos así, vamos a acabar cansándonos.

domingo, 27 de julio de 2008

Nina Simone. Greatest hits.

The greatest hits (Nina Simone, 2003)


Esto va de voces. Porque todavía queda Buika, que irá pronto. Pero ahora vamos con la Simone.
Publicado justo después del fallecimiento de la cantante, compila algunos de sus éxitos, comenzando por aquel My baby just cares for me que la re-hizo famosa en los ochenta (gracias a aquel videoclip de plastilina de Aardman), y siguiendo por muchas canciones propias y ajenas que la tienen en común a ella. Porque esta es otra voz espléndida, inimitable y personal. Su vida fue objeto de elucubraciones y polémicas, de reivindicaciones y desorden, todo lo contrario de lo que su voz, aterciopelada y cálida, nos ofrece. Como todos los grandes cantantes, Nina Simone imprime un toque especial a cada una de las canciones que cantan, haciendo esas canciones únicas independientemente de lo que lleven detrás, porque lo característico y lo realmente grande es cómo lo canta. Personalmente me gusta más cuando se dedica al jazz... pero son gustos.
Falleció en Francia el 21 de abril de 2003 a los setenta años. Descanse en paz. Afortunadamente, su música sigue con nosotros.


sábado, 26 de julio de 2008

Morrisey. Greatest hits.

Greatest Hits (Morrisey, 2008)


En espera de que se publique su nuevo disco, Morrisey saca un recopilatorio con sus supuestas mejores canciones de su carrera en solitario. Y digo supuestas porque los fans no están muy de acuerdo.
Yo, como no soy fan, no puedo opinar en este sentido. Para mi Morrisey había sido el cantante de The Smiths, un grupo que yo tenía dentro de mis olvidados mitos ya que me pillaron en plena infancia (cuando se separaron no llegaba a diez años), hasta que a principios del siglo XXI la Mtv comenzó de nuevo a exponerlo a las masas a raíz de no se qué disco. A mi es un personaje que no me cae especialmente simpático, motivo fundamental de mi pasotismo respecto a todo lo que haga, pero tengo que reconocer que su música me gusta, y mucho, por lo que sabía que en algún momento tendría que hacer lo que he hecho: comprarme un disco suyo. En realidad que haya sido este y no otro tuvo más que ver porque me lo encontré en pleno ataque consumista que con cualquier otra cosa. Pero hubiera valido cualquiera, porque para mi sigue siendo el cantante de los Smiths, y me explico.
Morrisey tiene una voz característica y única, un timbre específico, imitable si queremos, pero que sólo le pertenece a él, y que hacen que en todo proyecto que pueda participar él resalte más que nadie. Quizá por eso resulte tan diva, que lo es, pero escuchar este disco es como volver a escuchar a los Smiths, por mucho que los fans, que los tiene y muchos, me pongan verde. Porque musicalmente no parece que haya evolucionado demasiado. O puede ser que esa voz, esa forma de declinar las canciones que tiene Morrisey, lo envuelva todo tanto que hasta la música se difumine. No lo se, pero mi sensación, escuchado el disco un par de veces, es esa.
El disco recorre algunas de sus canciones desde el comienzo de su andadura en solitario (1988) hasta su último disco (2006) e incluye dos temas inéditos que, por lo visto, salieron como singles (lo que me hace darme cuenta de que escucho demasiado poco la radio, porque no tenía ni idea). La edición especial además trae un concierto en directo en Hollywood Bowl, bajo el título "your arse an'all". No estoy yo aquí para dedicarme a hacer chistes sexuales, pero si tenemos en cuenta la fonética y el aspecto de sus músicos en la foto que viene en el interior (alguno de ellos bastante inspirador)... en fin... que no voy a hacer chistes.
Suena magníficamente bien, no voy a mentir, y como introducción para los que lo olvidamos lo volvamos a recuperar es estupendo, porque da lo que queremos a los que nos gustaba antes y lo habíamos desterrado al ostracismo. Con lo que pondré en marcha la máquina... y tendré que comenzar a escuchar todos los discos anteriores para poder opinar.

Sex Music

Sex music (Toilet Böys, 2007)


Recopilatorio de una banda que lleva funcionando desde 1995, fundamentalmente como teloneros de otros grupos, pero que son casi de culto en determinados círculos, y de la que yo quizá no hubiera tenido conocimiento si no fuera porque me gustó la portada del disco, que es uno de los motivos por los que yo compro discos que no conozco (además del título).
Banda neoyorkina con influencias múltiples, este disco, como ya dije según he podido leer, es un recopilatorio de canciones desde el inicio de su andadura hasta el momento de la edición. Suena un poco a todo dentro del rock, pero quizá a lo que más, cosa a la que también contribuye su estética, a glam, ese género de vida
efímera en los setenta que no han hecho más que recuperar, una vez tras otra, empezando por todo el pop de los ochenta. Pero en este caso, mezclado con punk, con metal... para hacer algo distinto y muy interesante. No puedo recomendar canciones porque sólo lo he escuchado un par de veces y todavía tengo que intentar leerme las letras, pero lo que si puedo decir es que sonar suena estupendamente.
Al parecer, lo más relevante de todo lo que hacen est
os chiquillos se da en directo, donde hasta el guitarra lanza fuego por la boca. El cantante, Guy, se hace llamar "la puta del rock and roll", y su indumentaria lo refuerza... lo único que no les gustan los Strokes, como he podido leer en una entrevista a su "guay" cantante Guy... no se puede tener todo.
Dos detalles que me han parecido curiosos:
1. En la página que les dedica la wikipedia aclaran co
mo dato importante que uno de sus componentes, Sean Pierce, trabajó como portero en un garito de ambiente aunque no era gay (¿?).
2. El mismo día que me compré este disco conseguí también una versión original del Never mind the bollocks, de los Pistols, a precio estupendo. Ya lo posteé aquí, pero lo que me ha llamado la atención es el parecido con la portada ¿homenaje?


Para el que quiera escucharlos de gratis antes de decidirse a "adquirir" el CD, cosa que creo merece la pena, os dejo enlace al myspace. De nada.

domingo, 20 de julio de 2008

Sleepy Hollow.

Sleepy Hollow (Tim Burton, 1999)


Era de esperar que la posteara. Demasiado he tardado, sobre todo después de Sweeney Todd. Porque las comparaciones serán odiosas, pero en el fondo todos sabemos que también son inevitables, sobre todo si tenemos al mismo director, el mismo protagonista, la misma estética, y otro de los referentes de terror de la tradición anglosajona.
La película está basada en un relato de Washington Irving que yo alguna vez tuve en mi poder pero no recuerdo haberme leído. No obstante, dudo mucho que el sentido del humor, bastante negro, que Burton imprime al film estuviera en la novela. Y es que, independientemente de eficaz película de suspense, lo que la diferencia de Sweeney Todd es el humor, que en esta está muy presente, comenzando por Ichabod Crane, ese detective encarnado por Johnny Depp, que es un personaje eminentemente cómico, o todas las situaciones que se producen por su lucha contra lo irracional desde la ciencia.
Como película de terror/intriga funciona básicamente porque Burton sabe dirigir muy bien este tipo de cine, pero lo que más llama la atención, o al menos lo que a mi más me gusta, es la estética. Aúna todo lo gótico que tiene toda la iconografía burtoniana con la iconografía del personaje en sí (de donde parece venir parte de la de Burton) para crear imágenes que son auténticas obras de arte de la composición, la luz y el color. Ese color que, sangre rojísima aparte, aparece sólo en las escenas de recuerdos de infancia de Crane y en la escena final, una vez desaparecido el jinete sin cabeza, y con los protagonistas camino de comenzar el siglo XIX en Nueva York.


Daré la razón, porque yo también lo pienso, a quien piense que quizá el tono del guión llega a un punto infantiloide explicando demasiado en la escena de confesión, en un intento de que todo quede tan bien atado que nos hace parecer tontos, pero aun así, eso no le quita ningún mérito al espectáculo visual, acústico y adrenalínico por momentos que es esta película. Y gran parte del mérito reside en Danny Elfman, ese habitual del cine de Burton que compone una banda sonora siniestra, escalofriante y tan tensa como la película a la que tiene que acompañar. Este es otro que también eché de menos en Sweeney Todd.
En definitiva, porque no tengo muy claro que era lo que quería poner aquí, a mi esta película me encanta y me parece soberbia. Y nunca unos personajes estuvieron más pálidos. Por cierto, me encanta Christina Ricci.


viernes, 18 de julio de 2008

In the mood for love

In the mood for love (Won Kar Wai, 2000)


Me he resistido suficiente tiempo a hablar de esta película. Pero llegó el momento, aunque no tengo demasiado claro qué es lo que quiero decir de ella. Y no por lo complejo de la película, que lo es y mucho, sino por lo compleja que ha sido mi relación con este film.
La primera vez que la vi fue en versión original con subtítulos en inglés y no me enteré de nada más allá de los sentimientos que afloraban, pero me fascinó lo estético y lo poético. Posteriormente la he visto ya subtitulada en inglés e incluso doblada (que pierde bastante), y continúa ejerciendo sobre mi persona una atracción que me permite no poder apartar la vista de la pantalla durante toda la duración del metraje. Y, una vez superada la estética, conseguí enterarme de todo... o casi. La habré visto como catorce veces y aun así, cada vez sigo dándome cuenta de algo que no había visto antes.
Desde el uso del lenguaje cinematográfico, ese que permite a su director difuminar la cara de los esposos infieles que fuerzan el que sus parejas, Maggie Cheung y el gran Tony Leung, en busca de companía, terminen sufriendo una de las historias de amor más tristes y hermosas que he visto en el cine, el lenguaje del cuerpo, el lenguaje hablado, el lenguaje musical, el lenguaje visual... en realidad no se qué es lo que más me gusta. Y puede que sea ese regusto amargo que deja. Y la canción principal, esa que sirvió para un anuncio de Golf, años después. Y los vestidos de la Cheung, y los boleros de Nat King Cole en español, y el uso del role-playing, y la escena en la que Cheung se lanza a los brazos de Leung en uno de esos role-playing, y la angustiosa situación en Singapur... y la pena, esa que nos llega por no hacer a veces lo que deseamos, sino lo que debemos...


Seres solitarios, vecinos que se encuentran, que desean amar, ser amados y comprender el amor, y que comienzan un estudio sobre como sus respectivas parejas habrán podido llegar a enamorarse y desenamorarse de ellos... que los lleva al amor, mientras los amantes iniciadores terminan no se sabe muy bien cómo. Un estudio sobre el amor y el dolor que ese amor puede producir, y que ellos mismos sufren en sus propias carnes, mientras se preguntan cómo pudo pasar.
Por cierto, por si no ha quedado suficientemente claro, esto si se asemeja bastante a una obra maestra.

sábado, 12 de julio de 2008

Sweeney Todd

Sweeney Todd (Tim Burton, 2007)

Sin lugar a dudas, si me tengo que quedar con algo de todas las películas de Burton es con la composición de escenas. Y eso que el resto también me suele gustar mucho, más cuando se dedica a hacer cuentos siniestros (con más o menos humor) que cuando se pone blandengue. Como muestra de ello, todavía no he visto ni Charlie y la fábrica de chocolate ni Big Fish. Y este Sweeney Todd me quedé sin verlo en el cine porque lo fui dejando para más adelante hasta que la quitaron. Afortunadamente cada vez tardan menos en sacar el DVD y esta noche, que pensaba acostarme pronto, ha sido el momento para disfrutarla.


El personaje es un antiguo mito de la tradición anglosajona, del que no queda aclarada su existencia, pero la película se basa en un musical de finales de los 70. Precisamente es esa inspiración en el musical romántico lo que le quita parte de la garra que podía haber tenido. Y es que para mi gusto, y sobre todo en comparación con esa otra película basada en leyendas populares, Sleepy Hollow, esta se mete de lleno en lo romántico-dramático, y deja un poco a un lado el humor negro tan típico de su director cuando se dedica a estos menesteres.


Johnny Deep está tan atractivo como siempre que hace de perturbado (y es que el que es buen actor a mi ni me merece la pena refrendarlo) y a Helena Bonham Carter le pegan más estos papeles que cualquier otro. Y Alan Rickman es estupendo haga lo que haga. Y el resto de actores también están muy bien. Y los números musicales son suficientes (alguno incluso sobraría). Y la dirección artística es fantástica, y la planificación aún mejor, y... me ha encantado. Lo mismo tendría que haberme esperado a escribir esto en frío. Pero es que se me ha quitado el sueño, y algo hay que hacer.

miércoles, 9 de julio de 2008

Happy together.

Happy together (Won Kar Wai, 1997)


Esa preciosa canción de The Turtles da título y pone punto final a esta preciosa película de Won Kar Wai, película de desamor sobre tres hombres. Dos hombres, amantes, rompen y vuelven a unirse sentimentalmente, dentro de una relación tormentosa. Entre dichas pausas, aparece otro aparentemente heterosexual que se cruza en el camino de uno de ellos, el menos torturado, Tony Leung, quedando clara una atracción mutua entre ambos. Silencios que dicen mucho, planos largos visualmente soberbios, violencia y afectividad contenida... dentro de una película tan tormentosa como sus propios personajes y las relaciones que establecen. Es complicado hablar de ella, cuando la que tengo en mente es In the mood for love, de la que hablaré pronto, y de la que esta película parece una clara antecesora, en muchas cosas. Pero hasta entonces, me lo tengo que pensar.

lunes, 7 de julio de 2008

Rutina matrimonial

Rutina matrimonial (Rakel Winchester, 2008)

Lo anunciaba hace no mucho. Estoy entusiasmado. La Winchester ha sacado nuevo disco y yo ya sabía que me iba a gustar. Este Rutina matrimonial es, por así decirlo, un poco más elegante que Vale, Montoya no soy, al menos en la mayoría de las letras, y tiene menos referencias a lo gitano, pero conserva el mismo tono humorístico en forma irónica/sarcástica que el anterior, moviéndose en el contexto de cotidianidad en las parejas sin dejar títere con cabeza, aunque deja sitio para canciones dedicadas al 69, y una versión de En el último trago nada desdeñable. Quizá en el primero había algo más de mezcla, y este es más aflamencado puro, pero aún así, no tiene que ver del todo con el flamenco, para el que no guste.
El primer single, homónimo al título del album, lo podrían encontrar en youtube, pero yo ya he hecho el trabajo por ustedes. Quizá no sea tan gracioso como el de El marío de la cannisera, pero no tiene desperdicio, como ese intento de suicidio con el cable del mando de la play.



Entiendo que a muchos no les pueda gustar. Pero entiéndanme ustedes a mi. En mi condición de andaluz exiliado, justo hace dos años ahora, el "rumbeteo", que nunca había sido santo de mi devoción, pasó a ser seña de identidad. Y cuando esas señas se acompañan de una sana pasión por reírse hasta de su sombra y distintas influencias musicales que disimulan lo que antes criticabas, puede enganchar, como me enganchó ese primer disco mucho antes de mi marcha. Por esos mismos motivos, no puedo más que añorar mi tierra cuando escucho hablar de la mortadela Mina (¡cuántos años!) o la canción dedicada al programa para encontrar pareja de Juan y Medio (estoy melancólico, es lo que tienen las vueltas de vacaciones):

"Haz el favor tú de ayudarme, Juan y Medio
que te veo todas las tardes sin falta,
porque soy muy limpia, Juan y Medio,
te lo pido, sálvame que estoy muy harta,
que yo quiero otro marido, Juan y Medio,
que no sea un vago ni sea celoso,
ni fume ni beba, Juan y Medio,

y si puede ser, que sea cariñoso."

Lo que me recuerda que yo también me debería comprar una escultura de cuerpo entero de Juan y Medio.

sábado, 5 de julio de 2008

Rap del payaso

La hora Chanante, en distintas temporadas.
Estoy visionando, cuando la confección del diario de viaje me lo permite, los DVD que compré en mi última visita a la Fnac en Madrid, entre ellos la primera temporada de Muchachada Nui y lo mejor de La hora Chanante. Y de este último mi personaje preferido era El Payaso, y esos raps que se marcaba. Como tras la venida de vacaciones la pregunta generalizada es "¿qué tal?" y mi contestación típica es "estoy muy bien de lo mío, gracias", me acordé de su antónimo en forma de canción, que aquí os dejo. Y ya puestos, los dos Vivo con tu madre. Todo ello procedente del youtube, of course.
Estoy fatal de lo mío.
Vivo con tu madre.
Vivo con tu madre 2.
De nada.

jueves, 3 de julio de 2008

La boda

La boda (Astrud, L.P. Gran Fuerza, 2001)


He vuelto de vacaciones, y he contestado a todos los comentarios como prometí, que no se queje nadie. Y durante las vacaciones pocos eventos culturales reseñables en estas páginas, así que me voy a dedicar a postear la canción que ha permanecido casi todo el tiempo en el iPod.
Y es que, una vez revelado el secreto a unos cuantos, me veo liberado para decir que nuevamente tengo boda de amigos anunciada con un año de antelación. Como la última vez que ocurrió eso terminé con tres bodas en un mes en tres puntos distintos de España, no puedo quitarme de la cabeza esta canción de Astrud, que si el reproductor que instalé en esta página me deja, sonará para abrirla durante mucho tiempo. El estribillo va dedicado a los amiguitos:

"No os caseis, no os caseis,
vámonos a tomar algo,
no os caseis, no os caseis,
demos una vuelta en cambio.
No os caseis, no os caseis,
ya le explico yo al padrino.
no os caseis, no os caseis,
si total os da lo mismo"

A ver si me hacen caso...

P.D. Estaré liado durante bastante tiempo con el diario de vacaciones que publicaré en el otro blog, así que no se si actualizaré este hasta dentro de unos días... porque no tengo tiempo ni de programar... asco de vueltas de vacaciones!!

miércoles, 2 de julio de 2008

Juegos salvajes

Juegos salvajes (John McNaughton, 1998)

Juegos salvajes es un divertimento. Es una historia de asesinatos donde nunca nada es lo que parece, y los giros de guión amenazan con ser infinitos, y de hecho lo serían si no fuera porque la cinta tiene que durar un tiempo limitado. Estupenda película, llena de sensualidad y/o sexualidad, donde nadie es bueno, ni malo, ni todo lo contrario. Del primero al último de los personajes que aparecen son turbios, esconden muchas cosas, y tienen mucho que ganar y que perder. Y a todo el mundo le gusta mucho tocar las pelotas del prójimo, en forma de golpes de humor que demuestran que ni el mismo director se toma en serio la trama. No quiero contar nada porque lo estropearía, pero la escena de los créditos donde se desvela todo es divertidísima. Un plus para los que gusten, aparte de otras partes de carne, podreis ver las enormes tetas siliconadas de Denisse Richards, y a Kevin Bacon en forma de desnudo integral (qué bien se conservaba este hombre para los cuarenta y tantos que tenía entonces). Ya puestos a ser calenturientos...