jueves, 6 de diciembre de 2007

La mejor película del año: Deathproof.

Deathproof. (Quentin Tarantino, 2007)


Estamos llegando al fin de un año, y hay que recopilar. Yo sólo lo voy a hacer ahora. Porque Deathproof lo merece. Pensarán que exagero. Es falso. Sinceramente, y a pesar de que prácticamente no he ido al cine en todo el año, creo que esta es, si no la mejor (vamos a ser menos tajantes) una de las mejores que se ha estrenado en cines. Lo puedo asegurar porque es una película magnífica en sí, sin necesidad de ser comparada con ninguna.
Segunda parte de ese proyecto de Tarantino de resucitar el Grindhouse, pensada para emitir tras Planet Terror (de Robert Rodríguez, bastante irregular, aunque divertida y sangrienta como cualquier gore), Deathproof es la prueba de que, por mucho que intente cambiar, el autor siempre es fiel a si mismo, cuando es autor. Es puro Tarantino (ya lo dije en su momento en el otro blog), sin más. Y en realidad son dos películas bien diferenciadas, la primera de intriga, y la segunda un divertimento divertidísimo (valgan las redundancias) en clave de humor. Al final, la adrenalina sube, y sales del cine (la vi tres veces en dos semanas) con ganas de correr mucho y partir jetas. Diálogos ingeniosos, carreras espectaculares, una banda sonora que es mucho (como todas las de Tarantino), y mi nueva ídola: Zoe Bell, especialista (doble de Zena, la princesa guerrera, y de Uma Thurman en Kill Bill), metida a actriz. Me he cansado de repetir que de mayor quiero ser como ella.


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