lunes, 5 de noviembre de 2007

De revistas: El jueves; El País; Zero

El jueves. (la revista que secuestran los viernes).

Antes era la que salía los miércoles, y el viernes era un suplemento de actualidad. Hasta que una portada que no siendo ni muy de lejos la más ofensiva que ha sacado esta revista, aparte de devolverla a la palestra para muchos que la habían olvidado, tuvo la osadía de "injuriar" a los príncipes de Asturias (que por lo visto, no consumen, y además, trabajan muchísimo, como todo el mundo sabe) y provocó que un juez, que por lo que se ve andaba bastante aburrido, la retirara del mercado, para pitorreo patrio. Hay algunos que siempre la tuvimos en mente, y la comprábamos, aunque sólo fuera de vez en cuando, por aquello de reírnos un poco y enterarnos de la actualidad del país y del resto del mundo de una manera más objetiva y menos sensacionalista que la que ofrecen los actuales diarios nacionales, regionales y/o comarcales. Ayer estaba de guardia, de domingo, y solo, con lo que me fui a la tienda del hospital para comprar algo que leer, y terminé incurriendo en lo mismo de siempre. Compré El jueves de la semana pasada (la portada que ofrezco es el que sale el próximo miércoles, que es la que tienen en la página web), la Zero (ver más adelante) y El País (que uno es muy de Polanco). En condiciones normales la Zero se hubiera visto sustituida por el Fotogramas o cualquiera de decoración, pero el primero no lo tenían, y estoy muy cansado de ver cómo te enseñan a decorar casas de trescientos metros cuadrados (como si tuviera algún misterio). Pero, como ya he dicho, de esta hablaré después.
De El jueves no creo que tenga mucho que decir. Es una revista generacional, de las generaciones prefranquistas y de los que nacimos en la transición, y dudo mucho que resulte mínimamente interesante para la mayoría de los que nacieron después, porque, salvo honrosas escepciones, no parecen mostrar el más mínimo interés por el mundo en el que vivimos. Y, como esas generaciones, ha envejecido. La madurez no le ha sentado del todo bien, en parte por las idas y fallecimientos de algunos de sus colaboradores (¡qué grande era Ivá!), y en parte porque los nuevos no les llegan a estos a la altura de los zapatos, salvo algunos genios como Darío Adanti. También creo que tiene que ver con que todos nos hemos ido haciendo mayores, y ya no nos reímos tanto con las mismas cosas. Quiero creer que tendrá algo que ver. Más que nada porque no me quiero cargar algo que forma parte de mi educación sentimental, humorística y política. Pero lo cierto es que a mi cada vez me hace menos gracia. Excepto Cojonciano. Con ese no se parar de partirme la caja.


El País.

Diario nacional, de Prisa, supuestamente independiente (se pelean con El Mundo por ese puesto), dependiente de las cabezas pensantes seudoizquierdosas (PSOE y allegados). Por lo visto ha cambiado de formato. Eso quiere decir que las columnas de Elvira Lindo y Antonio Martínez, probablemente lo mejor de todo el periódico, junto con Maruja Torres (domingo los dos primeros, jueves la segunda), han cambiado de nombre, pero que ahora, todos ellos, con el cambio, se encuentran bastante más serios. Yo me sigo quedando con las Memorias de Gus, incluidas en la parte infantil, y las viñetas de Forges y El Roto, que son, con mucho, las reflexiones más sensatas que se hacen en casi ningún periódico de este país. Por lo demás aquí los malos son los del PP, en El Mundo los del PSOE, y en el ABC y La Razón no hay quien se salve más allá del Rey. Para gustos los colores.


Zero.

No soy yo muy amante de esta revista. Aparte de un par de vistazos si me la encuentro en algún sitio, creo que esta era la primera vez que la compraba. El modelo de la portada, que tiene veintiun añitos, aunque parezca cercano a los treinta, fue uno de los motivos. Después no daba para tanto. La impresión es la misma que siempre que he ojeado la revista. Es como el Cosmo, pero para maricas. Tendencias (que incluyen el decir y clasificar lo que está bien y está mal, lo que se puede y no se puede hacer dependiendo de la orientación sexual que se tenga), millones de anuncios de cosas carísimas (por supuesto, todas tendencia), y un aire reivindicativo bastante naif, en general. Ah, bueno, y loas a ZP (aunque en El jueves dicen que en estos momentos se hace llamar solo Z), por lo bueno que ha sido con los maricones. Es decir, construyen la idea de Chueca, actualmente el barrio más caro de Madrid después del de Salamanca, y editan una revista para el "lobby rosa" (¡qué grande es también Ana Botella!), no vaya a ser que alguien se vaya por el mal camino. Lo único salvable, la zona porno, bastante más cafre que lo que cabría esperar en una revista de estas características. Qué pena que no sea entera así.

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